Según informó la Agencia de Noticias AhlulBayt (ABNA), más de 82.000 personas permanecen desplazadas en Líbano debido a la guerra con Israel, mientras la infraestructura sanitaria del sur del país continúa gravemente afectada. Ocho hospitales fueron evacuados y 21 centros médicos sufrieron daños significativos. En Nabatiyeh, aproximadamente el 40% de la capacidad hospitalaria se ha perdido.
Abdel Karim, residente de Bint Jbeil, expresa su frustración: “Regresé para reparar los daños en mi casa, pero sin seguridad y sin poder costear lo básico, como los medicamentos, ¿cómo puede alguien realmente comenzar de nuevo?”. A pesar del alto el fuego acordado en noviembre de 2024, los bombardeos continúan afectando la vida diaria de los libaneses.
Para enfrentar estas carencias, MSF ha establecido clínicas móviles y rehabilitado centros de atención primaria para garantizar el acceso a servicios médicos y de salud mental esenciales. El impacto psicológico del conflicto es profundo; muchos niños y adultos viven con miedo, estrés y ansiedad constantes. Samira, otra paciente de las clínicas móviles, señala: “Mi hija se desmaya al escuchar cualquier bombardeo, aunque esté lejos”.
Líbano acoge a más de un millón de refugiados sirios y cientos de miles de palestinos, quienes ya vivían en condiciones precarias antes del reciente conflicto. Sus necesidades humanitarias siguen sin cubrirse plenamente, y la reducción prevista de la financiación internacional podría agravar aún más la situación.
Entre septiembre de 2024 y septiembre de 2025, MSF ha proporcionado más de 175.000 consultas médicas, 14.179 consultas individuales de salud mental y 12.433 consultas grupales, reafirmando su compromiso con las comunidades afectadas. La recuperación total será posible únicamente cuando las personas puedan vivir sin miedo y con acceso seguro a los servicios esenciales.
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